La segunda semana más tonta no tiene por qué serlo todos los años, ni lo ha venido siendo hasta el 2009/2010.
La tontería, esta vez, tiene que ver con el inicio oficial del curso académico, que no se celebra cuando real o virtualmente comienzan las clases (véase entrada del 1 de octubre), sino nueve días después. Estamos en España, país de paradojas: la apertura oficial del curso no es día lectivo. También estamos en España, país rupturista y aficionado a la hermenéutica: la apertura oficial del curso no fue día lectivo hasta este año, en que no se sabe si es o no es, porque, al parecer, por primera vez, no se ha comunicado expresa y oficialmente que sí que lo es… Así que mejor no, por si acaso. O sí, porque siempre hay que respetar la tradición.
Aún en el supuesto de que confusión y caos no fueran lo mismo, la una conduce indefectiblemente al otro. En unas facultades se impartirán clases, en otras, no; y aun dentro de las facultades en que se imparta clase, unos profesores harán su trabajo en tanto que dan clases y otros lo harán en tanto que santifican la apertura oficial con su ausencia. Suceda lo que suceda, los estudiantes no sabrán a qué carta quedar.
Yo entiendo que no debe despreciarse un día no lectivo, pero me resulta difícil sustraerme de ese curioso estajanovismo que parece haberse instalado en la facultad; de modo que, por lo que a mí respecta, el día 7 de octubre no habrá clase, pero sí un sucedáneo de actividad académica en forma de horas de consulta extraordinarias, en el horario regular de las clases, para los participantes en las asignaturas que, ese día, dejen de impartirse: traducción científico-técnica alemán-español y traducción literaria alemán-español. Siempre que BuenSuceso Once abra por la tarde, claro está. Tal vez no sea la mejor solución pero ayuda a contrarrestar el desasosiego de no saber a ciencia cierta.
Al margen de las cuestiones logísticas, el programa de actos de la apertura parece interesante y yo animaría a todos los miembros de la comunidad universitaria a participar, sobre todo en la procesión cívica que va del Paraninfo de la Universidad al Hospital Real. Aunque la procesión salga de la Mansión del Derecho y acabe en la que fue Casa de Locos.
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