Contar cuentos es una tradición oral que ha existido desde la antigüedad con el propósito de enseñar a través de la amenaza y el miedo; cuentos que, la mayoría de las veces, tenían un desenlace bastante atroz y que, al contrario de lo que se suele pensar, no eran precisamente infantiles.
Perrault es el primer autor conocido en el marco centroeuropeo que empezó a poner por escrito estas historias a finales del siglo XVII. Su intención era recoger los cuentos que circulaban en Francia y Alemania y adaptarlos a un público infantil sin tener que modificar demasiado su contenido y manteniendo el toque macabro.
Más tarde, en el siglo XIX, los hermanos Grimm reescribieron esos mismos cuentos pero de un modo tan políticamente correcto e infantil que eliminaron gran parte de ese trasfondo cruel y muchas de las enseñanzas que aportaban.
Aunque el cuento seleccionado para su traducción (Das Bäuerlein im Himmel) no sea un claro reflejo de estos cambios, veremos algunos ejemplos de cómo han ido evolucionando las distintas versiones y conoceremos el auténtico final de Caperucita Roja o de La Bella Durmiente.
Laura Morcillo Eusebio, traducción literaria alemán-español [exposición del 02/12/2009]
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1 comentario:
¡De nuevo lo políticamente correcto!
Hablando de cuentos, hay por ahí un libro que riza el rizo: "Cuentos infantiles políticamente correctos" de James Finn Garner. Recuerdo que una profesora nos leyó en clase hace años el de Caperucita Roja, y hacía gala de un humor un tanto... corrosivo. Os recomiendo que le echeis un vistazo.
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