jueves, 28 de enero de 2010

Linguistics FAQ (shortly before the exam)

Falta una semana para el examen y los aficionados -o no- a la lingüística aplicada me persiguen por los pasillos (los de la facultad y los del ciberespacio) y me asaetean a preguntas. Preguntas sensatas pero recurrentes. A continuación, un FAQ sobre el test de marras. No creo que resulte especialmente informativo para quienes acuden a clase; para quienes no lo hacen podría ser clarificador. La lista no es larga (pero podéis ignorarla, si os aburre, y seguir estudiando).

¿Cómo va a ser el examen? Un test en el que hay enunciados verdaderos y enunciados falsos y en el que los examinandos deben consignar en las casillas que habrá a la derecha de los enunciados si éstos son verdaderos o falsos marcando con una cruz la casilla que contenga una "V" (si el examinando estima que el enunciado es verdadero) o la casilla que contenga una "F" (cuando el examinando estime que el enunciado es falso). Por ejemplo, si encontráramos en el examen el enunciado "Según Aristóteles, la metáfora consiste en aplicar a una cosa una palabra que pertenece a algo distinto", como sabemos que esto es verdad, marcamos la "V", y obtenemos, al hacerlo, la puntuación que se dé al responder correctamente; si apareciera el enunciado "La semántica es la parte de la gramática que estudia las relaciones que las palabras contraen entre sí dentro de la oración", como es mentira, marcamos la "F". El examen constará de bastantes preguntas, cuántas no lo sé todavía exactamente, pero serán dos o tres docenas como mínimo. Para evitar que las leyes de la probabilidad concedan ellas solas el aprobado, las respuestas correctas sumarán puntos, las incorrectas los restarán y las no contestadas no se tendrán en cuenta. Este tipo de examen no tiene nada de original, habréis hecho muchos ejercicios como el descrito.

El examen, ¿es fácil o difícil? Esta pregunta, tal cual, no me la ha hecho nadie, pero yo puedo imaginarme que se os pueda haber pasado por la cabeza. Bien: depende. Por un lado, es menos fácil de lo que uno pueda pensar: en general, estos tests pueden resultar liosos, para hacerlos bien hay que estar familiarizado con la modalidad de examen y, además, los enunciados no serán tan sencillos como los ejemplos de la pregunta anterior. Por otra parte, las clases proporcionan claves para que podáis imaginaros qué voy a preguntar (mis exámenes son muy previsibles ya que la materia en la que tenéis que demostrar un mínimo de competencia es la que hay, perfectamente deslindada y abarcable, y contenida, sin apenas excepciones, en las lecturas). La tarea de pedir a los participantes en la asignatura que confeccionen un examen de las características del test que yo os pondré y comentarlo en clase es un buen ejercicio de repaso y obliga a reflexionar acerca de la materia como lo hace quien finalmente pone el examen (esto es, dilucidar qué es verdad y cómo se expresa, por un lado, y cuáles son las infinitas posibilidades de mentira razonable, por otro). El ejercicio suele dar buenos resultados: el viernes veremos.

¡Tanta lectura me tiene agobiado! No tenéis por qué agobiaros, sólo hay que ir leyendo poco a poco y de manera eficaz los textos que os he propuesto (eso sí, ya tendríais que haber comenzado hace un tiempecillo). Lo que sigue probablemente sea una perogrullada -y no falta mucho para el examen- pero igual aún puede seros de ayuda: a leer eficazmente se aprende... leyendo. Y leyendo teleológicamente, no perdiendo nunca de vista para qué se lee. Me explico: no es lo mismo leerse el Coseriu, que es el texto fundamental de la asignatura, que cualquiera de los capítulos del manual de Newmark. El Coseriu hay que sabérselo al dedillo, porque es la base sobre la que, tal vez, podamos entendernos si queremos discutir o poner en común nuestro trabajo; además, es algo más complejo (por eso le hemos dedicado varias sesiones completas e incluso hemos trabajado con un cuestionario). Los otros son más ligeros, de orientación mucho más práctica y, por añadidura, mucho más fáciles de entender para quien ya se ha enfrentado con éxito al ensayo del romanista. Si la causa principal del agobio es la cantidad de lectura, bueno, tampoco es para tanto, estamos en la universidad y en una carrera exigente. En cualquier caso, tened en cuenta que no podéis leéroslo todo de un día para otro: si os habías tomado la lectura como una carrera de fondo, página a página, habréis notado lo que cunde.

En el examen, ¿entran todos los textos que has colgado en el blog? No tenéis por qué temer que yo vaya a preguntaros ninguna de las lecturas que os he mandado con tanto detalle como el Coseriu; pero, lo cierto es que, si lo hiciera, previsiblemente os resultaría incluso más fácil contestarme bien. Es más sencillo comprender las sugerencias que hace Newmark, por ejemplo, para la traducción de los nombres propios que haber comprendido, de una vez por todas, que las lenguas son, primero, sistemas y, segundo, heteromorfas, y, tercero, que esto tiene su relevancia para la traducción o la interpretación. Así que, para quienes aún no se lo hayan leído todo, excepto en el texto fundamental, no os aconsejo que os pongáis a leer pertrechados desde el principio de regla y fosforito, sino, sin tanto detenimiento, como si se tratara de textos que leéis por gusto; y no línea por línea, sino, en lo posible, completos, que mucho comprenderéis y algo se os quedará. Una cosa es leer y otra estudiar: estudiar es lo que se hace después de haber leído y exige algo de pausa, toma de notas y, por supuesto, al menos una lectura adicional; pero, presupuesta una primera lectura inocente, uno ya suele saber, al estudiar, qué es lo que busca y cabe encontrar en los textos.

De entre los textos introductorios de pragmática, está claro que el primer capítulo del manual de Escandell Vidal es el que reviste mayor importancia para nuestra clase. Los otros dos los he colgado por dos razones: el de Mey es análogo al de Escandell, pero está en inglés, lo que os puede venir bien (tendréis que acostumbraros a leer también esta clase de textos en lenguas extranjeras); el de Austin es el más clásico en la disciplina (aunque sólo sea por aquello de que puede convenir beber de las fuentes directamente, recomiendo su lectura). Cabe considerar ambos textos como paralelos al de la Escandell, y su lectura, sin duda, puede contribuir a que entendáis mejor el texto principal. Salvando las distancias, podemos establecer convencionalmente una analogía entre el primer capítulo del manual de la Escandell y el Coseriu (pero no os confundáis, la distancia es casi insalvable). Los textos de pragmática mencionados más arriba son, en cualquier caso, repito, introductorios, casi divulgativos. Los otros cinco capítulos del manual de la Escandell son más específicos y aclaran aspectos tratados en clase -o profundizan en los mismos-; su lectura es recomendable, pero no constituyen necesariamente materia de examen.

El manual de Newmark es realmente sencillo: el que entre os beneficia; son algo más relevantes a efectos de examen los capítulos IX, X, XI y XVIII.

Tenéis, por último, otros textos, los glosarios, que son herramientas para entender los capítulos de libros o los artículos que os he mandado. No son para aprendérselos de memoria, aunque os acabaréis sabiendo los términos que aparezcan con mayor frecuencia. La memoria de las personas jóvenes, eso es lo que tiene, que se activa sola.

Resumiendo (y volviendo a la pregunta): en particular para los materiales que no hemos podido tratar extensamente en clase, mientras que yo presupondré que vosotros os habéis leído los textos atentamente, vosotros podéis estar seguros de que yo no os preguntaré, llegado el momento, nada que no sea razonable y manifiestamente comprensible aun sin haberlo discutido en nuestras sesiones presenciales. Cuestión de confianza.

Pensad, en cualquier caso, siempre que, en el tipo de
lingüística aplicada a la traducción que nos interesa, [casi] todo es de sentido común. Y, en fin, que no falte la suerte.

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