jueves, 3 de diciembre de 2009

El síndrome Guardiola (cuestión de feeling)

Sensaciones encontradas: el curso marcha bien pero me duelen las manos de dar tirones de orejas.

El curso va bien, al menos desde mi punto de vista: porque se tratan en clase textos interesantes y a buen nivel y con notabilísima implicación de los ponentes; porque los debates cada vez ocupan más espacio y son, con frecuencia, productivos; porque, además de tomar decisiones y cumplir o intentar cumplir, al traducir, con los preceptos de reproducción cabal del sentido, corrección formal y adecuación estilística, los ponentes llegan a presentar a la asamblea productos de traducción acabados dignos, como mínimo, de proyectos de terminación de estudios (como el doblaje efectivo de The Nanny, por citar un ejemplo reciente que superó todas mis expectativas); por añadidura, al menos uno de los trabajos expuestos en clase se ha convertido en el germen de una tesina, el de Angélica. No se puede pedir mucho más.

Las manos, en rigor, no me duelen tanto de dar los susodichos tirones como de pensar que debería ponerme a dar más: es un dolor prospectivo. Aquí no estoy hablando de mi crítica algo severa, en ese curioso ámbito público e íntimo a la vez que es la clase, al paripé de Fulner (las aludidas ya sabéis: preparadme un buen trabajo escrito). Estoy refiriéndome al procedimiento: los materiales no siempre llegan a tiempo (quedamos en que se enviarían con una antelación mínima de una semana), en particular los abstracts (que son parte del assignment y, en estricto, también deberían serlo del assessment) llegan particularmente tarde o no lo hacen a menos que insista en su solicitud; y aún quedan participantes o grupos sin tema, esto es, sin tema conocido (se sobreentiende que estas críticas no son para todo el grupo, que, en general, se porta bien). No me gusta tener que prepararme para las clases en el último momento (aquí cabe imaginar que la mayoría de los participantes en la asignatura sienten lo mismo) pero, además, tampoco quiero tener que ejercer de peticionario ni andar por ahí pastoreando estudiantes que ignoran los plazos. Ruego un poquito más de compromiso, por favor.

Desde The Wee Free Men se han llevado a cabo cinco exposiciones más, lo que quiere decir que hemos superado el ecuador de esta fase del curso. Dos exposiciones sobresalen: la de Gloria y Gisela es hors categorie (mi francés es muy de Tour de Francia), por el volumen y la dificultad del trabajo al que se han sometido motu proprio, los magníficos materiales que nos enviaron, la calidad de las soluciones que propusieron, su entusiasmo -contagioso- en todo momento y la guinda del doblaje. También ha destacado la de Emily Rose, a la que me refería más arriba. Las otras, cada una en su línea, han estado a un nivel más que aceptable. La de Dylan Thomas tal vez haya resultado un poquito más escolar; la de Ogdred Weary, en mi opinión, tuvo un carácter algo más personal que el resto, como el propio texto que eligieron Jesús y Alberto (aquí hay que notar que también se ofreció a la clase un producto acabado que no sólo contenía texto); por su parte, El corazón de las tinieblas es una obra difícil, que impone respeto y obliga a tomar decisiones que, claro está, en el ámbito de la clase resultan especialmente vulnerables: Ana y Miguel las tomaron y defendieron -incluso las algo arriesgadas- con decisión y con argumentos razonables. No siempre se ha conseguido en estas tres últimas traducciones mimetizar adecuadamente en castellano el estilo de los textos origen, pero todo se irá andando (por lo pronto, en cuestiones de estilo, casi podemos conformarnos con el reconocimiento claro y distinto de la problemática).

Una última cuestión algo al margen: en T12 inglés, la logística no parece terminar nunca (aquí tenéis el cronograma actualizado, aunque aún no completo del todo). Ánimo y hasta luego.

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