Una niña mira a través de la bola de cristal una peonza que gira imperturbable. El código encriptado se estampa contra la esfera sin que la niña logre dar sentido a las vibraciones. Años después se asoma de nuevo a la bola de cristal y contempla impávida una peonza que gira y gira. Posa la mano sobre la llanta de ese torbellino contenido y se va, despidiéndose indecisa.
Al cabo de dos semanas lo habíamos probado todo, pero la fuerza centrífuga de la historia no nos permitía despedirnos de Nick sin remordimientos, nuestro mensaje de socorro se perdía a lo lejos, hasta que por fin fue interceptado por la traducción. A nosotras nos ha ofrecido un hilo conductor para salir de la guarida de nuestro abandono. Recurriendo a los contrastes entre palabras y a las divergencias expresivas de cada lengua, hemos conseguido delatarnos en nuestro aporte personal a la historia, que nos deslumbraba y agarrotaba, para reproducir junto al entramado mecedor del relato ese garfio que trata de amarrarnos al país de nunca jamás. Acompañadnos el 5 de noviembre a convertirnos un rato en adultos nostálgicos.
Rita Tapia Oregui y Cheryl Sheila Durán Mohr, traducción literaria alemán-español [exposición del 05/11/2012]
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