Cinco semanas, diez sesiones dobles de clase, no ha habido puentes (snif), no nos han afectado la apertura oficial del curso académico ni la huelga general de la enseñanza y la gripe apenas nos ha rozado (cruzaremos los dedos): en lo tocante al número de horas impartidas efectivamente, la cosa apenas podría haber ido mejor.
La semana tonta este año ha sido bastante menos tonta que en cursos anteriores: nos ha servido para hacer lo que había que hacer (esto es, presentaciones, contextualización de la asignatura y explicación del programa con sus objetivos, contenidos, metodología y modalidades de evaluación) y aun pudimos solucionar algún problemilla logístico y comenzar con el trabajo teórico-práctico (aspectos relevantes de lingüística y traductología aplicables, análisis de medios y géneros y primer contacto con el primer texto origen, que, entretanto, hemos vertido al castellano oralmente y por escrito en más que aceptable traducción colectiva). Claro está que casi todo lo que se indica al comienzo del curso acerca de, sin ir más lejos, el programa, está a mitad de camino entre el deseo de los objetivos que podemos marcarnos cuando hacemos una lectura sensata de la guía docente y la realidad que determinan imponderables como la competencia de los participantes en la asignatura, la composición del grupo y el número de estudiantes matriculados. Aquí cabe apuntar que el grupo se ha estabilizado bastante pronto, con un número aún razonable de 17 estudiantes oficiales (alrededor de media docena de ellos, por cierto, de lengua materna alemana, de modo que el grupo queda algo amplio para una optativa de alemán pero equilibrado).
En lo sucesivo, seguimos trabajando con Stimmt's, partiendo siempre de los audios para fomentar la comprensión del alemán hablado (o, si lo preferís, leído y grabado) y desentrañar el sentido de los textos origen sin que la materialidad de la letra impresa nos condicione más de la cuenta; identificando, analizando y solucionando, luego, los problemas de traducción que contiene todo texto; recorriendo, en el camino hacia la versión escrita, el paso intermedio de una traducción a vista atenuada; traduciendo, por fin; y, por último, sometiendo al escrutinio de la asamblea los resultados.
Tras una primera parte del curso en la que los ejercicios previos y el trabajo de traducción se han venido llevando a cabo, fundamentalmente en el aula, en sesiones dirigidas por el que suscribe, comenzamos el 21 de octubre con la fase de defensas de traducción, en la que los estudiantes, organizados en grupos de tres, exponen ante la asamblea las traducciones que han realizado previamente fuera del aula y las someten a la crítica constructiva de los compañeros. Para que su trabajo pueda ser analizado y comentado en clase, los ponentes hacen llegar con la debida antelación a todos los participantes en la asignatura su propia traducción acompañada de una relación de los problemas más relevantes que hayan hallado más las fuentes y estrategias de documentación que han utilizado para resolverlos. Se sobreentiende que todos los participantes en la asignatura deben traducir todos los textos que se traten durante el curso aunque no sean responsables de la defensa de la traducción que toque (de lo contrario, difícilmente podrán formular ninguna crítica fundamentada al trabajo de los compañeros ni participar de manera constructiva en los debates). Con la salvedad de que los textos origen han sido elegidos por el profesor, en esta fase del curso, los estudiantes trabajan de manera esencialmente autónoma: ellos solos se encargan de la elaboración de las traducciones y su distribución a todos los participantes en la asignatura través de la lista de correo de la misma, exponen y dirigen los debates en la fecha que les corresponde. Tras las sesiones de defensa, las propuestas de traducción de los respectivos ponentes pueden sufrir cambios: en este caso, ellos mismos se encargarán también de hacernos llegar a todos los textos término definitivos convenientemente revisados y editados.
No hay un cronograma estricto para las exposiciones: lo ideal sería que una defensa cupiera en los 100 minutos que dura una sesión presencial doble, pero, siempre que las explicaciones necesarias o el debate lo requieran, no es grave que un grupo necesite algo más de tiempo (ya iremos pillando ritmo). Sí existe un orden de defensas, lo que significa que cuando acaba un grupo comienza a actuar el siguiente, aunque esto suceda a mitad de clase. El orden de defensas para esta fase del curso ha quedado como sigue:
- Primero, Víctor Ruiz, Katrin Vallet y Jean-Pierre Wetzels: Bevorzugen Mücken eine Blutgruppe?;
- en segundo lugar, Sarah Kellner, Alejandro Muñoz y Ricardo Rodríguez: Feucht heilt's besser;
- en tercer lugar, Adrián Alcaide, Stefanie Kremmel y Teresa Rodríguez: Knochenbruch;
- en cuarto lugar, Carmen Klingeberg, M.ª Ángeles López y Anja Seelmann: Haare und Fingernägel wachsen nach dem Tod weiter y,
- por último, José Javier Arias, Virginia López y Steffi Schaffler: Riskante Starthilfe, en Mehr Übungsstimmt's.
Las fechas tope para que quienes expongan hagan llegar a la asamblea sus traducciones, a partir del tercer grupo, son las siguientes:
- Tercer grupo, 29 de octubre;
- cuarto grupo, 31 de octubre y
- quinto grupo, 5 de noviembre.
Esto es, en resumidas cuentas, lo que hemos hecho y continuaremos haciendo durante esta semana y la que viene antes de pasar a ver textos algo más especializados (con el mismo modelo de funcionamiento autogestionado, eso sí). Quien quiera, puede ir preparándose ya para lo que se avecina por medio de la audición, visionado y lectura de los materiales acerca de medicina legal que contiene el blog (haciendo clic en las etiquetas de científico-técnica que aparecen en el menú de la derecha).
Dejando aparte los aspectos meramente organizativos —fundamentales, por otra parte— y los inherentes a la materia y el programa, hay dos cosas más que merecen que nos detengamos en ellas siquiera someramente: en primer lugar, éste es el primer curso de científico-técnica que imparto en Granada en el que un número considerable de participantes me dice que ha elegido la asignatura porque siente interés por la ciencia o la tecnología (o tienen, ellos mismos, formación específica en carreras u oficios técnicos); en segundo lugar, las tutorías, en forma de entrevistas, en fin, llamemos a las cosas por su nombre, obligatorias realizadas desde el comienzo del curso me están permitiendo conoceros algo mejor y me están aportando ya —no en enero o febrero al hilo de la revisión de exámenes— claves que pueden tener cierta importancia para el desarrollo del curso. Lo que hay que intentar ahora es que el conocimiento experto de muchos de vosotros revierta en beneficio de toda la clase y que se produzca, dentro de los límites que nos impone el funcionamiento académico, eso que se ha dado en llamar «transmisión horizontal del conocimiento».
Al principio de este post hablaba de manera un tanto afectada de la realidad y el deseo; ahora, de manera seguramente algo imprudente, me atrevo a decir que este año tenemos más motivos para el optimismo que otros cursos. Veremos.